Magdalena Sánchez Blesa (Puerto Lumbrera, Murcia) empezó a escribir poesía a los ochos años rota por la muerte de su padre, al que adoraba. La poesía fue para Magdalena una tabla de salvación en medio de un naufragio. Cuando se encontraba mal, buscaba un papel y un bolígrafo y drenaba su pena a través de sus escritos. "Escribo, porque acaso si no escribo, reviente el corazón de tantos versos", dice la autora. Magdalena es poeta de aceras y de patios, de miradas profundas, poeta de los tristes, de los más desolados, de los que no lo están pasando bien, de los que sufren, de los que pierden, de los que lo tienen todo y sienten que todo les falta, de los que lloran en silencio, de los que están solos. Ha publicado Cosas de Niña, Yo contra mí, Nana para dormir a mis abuelos, Instrucciones a mis hijos (reseña) Balada a mis padres, Te necesitas y Ahora que soy arena.
Ha recorrido casi toda España y gran parte de Europa y América, dando recitales y comunicando al mundo la necesidad de acabar con la pelea y remangarse para trabajar por los demás. "Hemos venido al mundo a ser útiles al prójimo", dice, "No preguntes a nadie que a quién vota, no preguntes a nadie que a quién reza", esa es su filosofía de vida. Si le preguntas que si es creyente, te dirá: no, soy practicante.
El pasado mes de noviembre, Magdalena Sánchez Blesa vino a la biblioteca a presentarnos sus últimos libros Te necesitas (2020), y Ahora que soy arena (2023).
Era la segunda vez que venía a presentarnos sus libros, recitarnos sus poemas, y también para contarnos de ella, y hablar de su filosofía de vida. Nos alegró mucho verla recuperada de su cáncer, tan llena de energía, de empatía, cercana, natural y grande, como siempre. Con sus cuadernos en los que lleva sus poemas, sus ideas, sus apuntes para nuevos versos.
Le gusta hablar y contar sus experiencias, pero también le encanta escuchar a todo el que quiere contarle su vida, sus problemas que son parte de su inspiración. Dispuesta a ayudar a los demás siempre, en lo que puede, como ella misma dice en sus poemas.
Poemas del libro: Te necesitas
He sido muy feliz, os lo aseguro, porque enfermé del cuerpo y no del alma.
Te necesitas
No te das la importancia que mereces
y vas dejando que la vida pase,
y para ti no hay tiempo casi nunca,
y nunca te regalas un detalle.
Y corres por la prisa de los otros,
y llegas a tu vida siempre tarde,
y va pasando el tiempo y va pasando,
y vas envejeciendo en el paisaje.
Y no se te pregunta por tu risa,
que se fue diluyendo con la tarde.
Y siempre los demás, y para cuándo
una cita contigo en cualquier parte.
Te necesitas más de lo que piensas
y nunca te detienes a escucharte,
y tienes tantas cosas que decirte,
pero no te pareces importante.
Y siempre tú después, y siempre luego,
y siempre para ti más adelante.
Y siempre tú detrás, y siempre nunca,
y el tiempo, que se va sin esperarte.
Queda contigo en un lugar hermoso,
lleva una flor para identificarte,
y cuéntate la historia de tu vida,
ya verás como vas a enamorarte.
Porque no hay como tú nadie en el mundo,
porque en el mundo, como tú, no hay nadie.
Y siempre los demás, y siempre luego,
y vas envejeciendo en el paisaje.
Y nunca tus asuntos lo primero,
y déjalo pasar que no hace falta,
y acaso el mes que viene, si se puede.
Y el tiempo, que te agacha la mirada.
Y tú, cuando los años lo permitan,
y tú cuando esta crisis un día pase,
y tú cuando se pueda en otra vida,
y tú nunca jamás de los jamases.
Y el tic tac del reloj en tu muñeca,
y vas envejeciendo en el paisaje.
Poemas del libro: Ahora que soy arena
No quiero seguidores, quiero amigos.
No quiero fans, soy yo quien les admiro,
porque cada palabra de mi boca
me la han contado ustedes al oído.
Gracias por sus historias, no me aplaudan,
y si lo hacen, háganlo sin miedo,
porque es su propia historia la que están aplaudiendo.
Ahora que soy arena
Ahora que soy arena, que la vida me ha roto,
quiero ser un camino para que pasen otros.
Ahora tengo el aspecto que el agua quiso darme.
Soy suelo, soy arena finísima, miradme.
Soporto el sol y el peso de algunos caminantes.
Pero mi piedra dura, durísima, gigante
en medio de las olas, tuve el mundo a mis pies...
Quiero una noche eterna para contarte
que me fui de mi vida por encontrarme.
Quiero una noche eterna para que sepas
que crucé mares negros, siglos de nieblas,
infinitos oscuros por mil galaxias...
Que he estado en las estrellas y tú no estabas.
Ahora tengo el aspecto que el agua quiso darme.
Soy suelo, soy arena finísima, miradme...
Quiero una noche larga de luna llena para decirte
que al fin tengo sentido, ya soy arena.
Y ahora que soy arena
voy buscando las plantas de tus pies sin destino.
Arena necesaria para hacerte un camino.
quiero una noche eterna para contarte
que hay gente que amanece de un ocaso feroz.
Podéis encontrar varios de sus libros en la biblioteca.
Club de Lectura