viernes, 26 de mayo de 2023

EL CAMINO, MIGUEL DELIBES

El camino

Miguel Delibes

224 páginas

Editorial Destino 

Año de publicación 1950

Narrativa contemporánea


Miguel Delibes (Valladolid, 17 de octubre de 1920 - 13 de marzo de 2010), cursó simultáneamente las carreras de Derecho y Comercio y más tarde ejerció como catedrático de Derecho Mercantil y periodista. Comenzó su carrera como dibujante de caricatura, columnista y posterior periodista de El Norte de Castilla, diario que llegó a dirigir para pasar de forma gradual a dedicarse enteramente a la novela. En su obra se refleja que es un gran apasionado de la caza, gran conocedor del campo y del mundo rural; escribió además de novelas, relatos, libros de viajes, libros de caza, ensayos y artículos. Se dio a conocer como novelista con La sombra del ciprés es alargada, Premio Nadal 1947. Entre su vasta obra narrativa destacan, El camino (1950), Mi idolatrado hijo Sisí (1953), Diario de un cazador (1955, Premio Nacional de Literatura), Diario de un emigrante (1958), La hoja roja (1959, Premio de la Fundación Juan March), Las ratas (1962, Premio de la Crítica), Cinco horas con Mario (1966), Las guerras de nuestros antepasados (1975), El disputado voto del señor Cayo (1978), Los santos inocentes (1981), Madera de héroe (1987, Premio Ciudad de Barcelona), Señora de rojo sobre fondo gris (1991) o El hereje (1998, Premio Nacional de Literatura). Fue galardonado además con el Premio Cervantes de Literatura (1993). Era miembro de la Real Academia Española desde 1973. El camino es una de las mejores novelas de Miguel Delibes y está considerada como una obra maestra de la narrativa contemporánea. 

Está ambientada en la España rural, en la época de la posguerra, probablemente en un pueblo de Cantabria, donde pasaba sus vacaciones el autor de niño. 

Daniel el Mochuelo intuye a sus once años que su camino está en la aldea, junto a sus amigos, sus gentes y sus pájaros. Pero su padre quiere que vaya a la ciudad a estudiar el Bachillerato. 

Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así. Daniel, el Mochuelo, desde el fondo de sus once años, lamentaba el curso de los acontecimientos, aunque lo acatara como una realidad inevitable y fatal. Después de todo, que su padre aspirara a hacer de él algo más que un quesero era un hecho que honraba a su padre. Pero por lo que a él afectaba...

A lo largo de la noche anterior a la partida, Daniel el Mochuelo, no puede dormir, y con un nudo en la garganta, evocará sus correrías con sus amigos (Roque el Moñigo y Germán el Tiñoso), a través de los campos descubriendo la naturaleza y la vida, y revivirá las andanzas de la gente sencilla de la aldea.

Cuando a las gentes les faltan músculos en los brazos, les sobran en la lengua.

Aquel pueblo administraba el sacramento del bautismo con una pródiga y mordaz desconsideración.

Muchos son los personajes del pueblo a los que iremos conociendo a través de esa mirada infantil del protagonista. Con sus recuerdos nos introduce en el pueblo, y en sus gentes, que forman una impresionante galería de personajes, de tipos y la fuerza con que a través de los rasgos frecuentemente caricaturescos se nos presentan siempre netos y vivos, es uno de los mayores aciertos de esta novela. Así encontraremos además de a Daniel el Mochuelo, Roque el Moñigo, Germán el Tiñoso, y sus padres y familiares, a don José, el cura del que todos dicen que es un santo, don Moisés, el maestro, o las tres hermanas apodadas las Guindillas, por su físico y carácter agrio.

El camino evoca y añora un tiempo cuyo encanto y fascinación advertimos cuando ya se nos ha escapado entre los dedos, es por su amalgama de nitidez realista, humor sutil, y nostalgia contenida, sin duda, una de las mejores novelas de Delibes.


La charla, a media voz, en el pajar del Mochuelo, tenía la virtud de evocar, en éste, los dulces días invernales, junto al hogar, cuando su padre le contaba la historia del profeta Daniel o su madre se reía porque él pensaba que las vacas lecheras tenían que llevar cántaras.


-Hijos, en realidad, todos tenemos un camino marcado en la vida. Debemos seguir siempre nuestro camino, sin renegar de él - decía Don José -. Algunos pensaréis que eso es bien fácil, pero, en realidad, no es así. A veces el camino que nos señala el Señor es áspero y duro...


El camino es sin duda una estupenda novela de Miguel Delibes que hay que leer.


            Club de Lectura

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